más caros de la ciudad.
Cenó la noche del 15 en el restaurante japonés del complejo hotelero que se llama Mizumi, en el cual cantaba con un mariachi, contratado con motivo de las fiestas mexicanas, haciendo gala de mala voz y de intoxicación etílica.
Otro día cenó en el muy caro restaurante Andreas del mismo hotel y se le vio sentado apostando hasta 20 mil dólares en las mesas de Baccarat, de lo cual fue testigo el diputado local del partido verde Jesús Sesma, quien, asustado, veía los excesos.
Resulta increíble que un funcionario de segundo nivel pueda darse esta vida y sobre todo en un fin de semana en donde casi 150 mexicanos perdieron la vida y se necesitarán miles de millones del fondo que maneja este irresponsable para poder regresar a muchos tan sólo un poco de todo lo que perdieron”.
En el mismo diario, Jorge Fernández Menéndez dice que la reconstrucción de las regiones afectadas por los temporales anunciada por el Presidente Peña Nieto este fin de semana, “deberá ser una reconstrucción que rompa con los viejos paradigmas de volver a construir lo mal hecho de la misma forma en la que estaba, pero también en donde se evite, en la renovación, la corrupción”. Y el columnista agrega que “también debe ser la hora de la reconstrucción política. Agosto y septiembre han tenido, para consecuencias similares a las de Ingrid y Manuel para el gobierno federal.
Han sido malos meses, pero, como decíamos en este espacio el viernes, es también la oportunidad para revisar muchas cosas”. El Senador Manuel Camacho Solís compara en El Universal la devastación que dejaron recientemente a su paso por territorio nacional “Ingrid” y “Manuel”, con los sismos de 1985.
El legislador dice que los temblores supusieron el punto de inflexión en la relación del gobierno con la sociedad ya que la protesta social adquirió una proporción tal que el gobierno tuvo que modificar su estrategia de relación y la reconstrucción de vivienda para los damnificados.
Y con respecto a la situación actual, dice: “Las prácticas político-partidistas-clientelares que persisten en gran parte del país, además de su reprochable contenido, en una emergencia social se vuelven ofensivas y contraproducentes para quienes las promueven. Los daños ocasionados con seguridad provocarán consecuencias sociales y políticas. Muy probablemente fortalecerán a las oposiciones, sobre todo si la atención es lenta, ineficaz, injusta y carente de transparencia”.