Tomado de Internet.- En teoría, convertirse en madre es el sueño de toda mujer. ¿Quién no creció jugando a la mamá, a la casita, cocinando y cuidando muñecas? Prácticamente todas lo hicimos...
Crecimos con la idea de que todas las féminas sueñan con casarse, tener hijos y formar una familia; idea que tomamos como verdad incontrovertible.
En no pocos casos, concebir una nueva vida sigue siendo una decisión poco reflexionada, marcada por la idea errónea de que la existencia se reduce a nacer, crecer, reproducirse y morir: el famoso ciclo de la vida, escribir un libro, tener un hijo y plantar un árbol. De hecho, muchas todavía piensan que la maternidad es el máximo rol femenino y que éste conlleva la unión de la pareja, la realización, la completud, el éxito y la felicidad total.
Tania Esmeralda Rocha Sánchez, doctora en Sicología Social y profesora de tiempo completo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que la maternidad es una imposición cultural –matizada por medios de comunicación, cuentos y juegos– que no se cuestiona, dicha exigencia constituye el eje identitario de las féminas, lo cual es bastante cuestionable. “Muchas mujeres lo viven no como una posibilidad o una decisión, sino como un deber, esto pasa por el discurso de que es lo mejor que puede pasar en la vida de las mujeres y que representa una labor fundamental para ellas”, expresa.
Por su parte la investigadora del Centro de Estudios Sociológicos de la UNAM, Vanesa Maldonado Macedo, comenta que la gestación, la maternidad son elementos que diferencian corporal y biológicamente a las mujeres de los hombres; además, continuamos inmersas en un sistema social que le otorga valor al sexo femenino por su capacidad reproductiva. “Cuando tienen un hijo, muchas mujeres dicen: ‘ya me realicé’, aún hay mucha presión por contraer matrimonio, por parir; hay madres que les dicen a sus hijas: ‘no te quieres casar, bueno, ten un hijo, cómo vas a estar sola’”. Maldonado manifiesta que existe un gran número de mujeres que optan por este rol sin tener plena consciencia de lo que involucra, pues muchas se embarazan porque su método anticonceptivo falló, no se cuidaron y por cumplir con la carga social.